miércoles, 5 de agosto de 2009

PLASTIMODELISMO


El plastimodelismo se concibe como un hobbie o como una tarea para los momentos de ocio que consiste en armar en una maqueta plástica la réplica exacta de un objeto, una propiedad, un medio de locomoción, un monumento u otras cosas, en menor escala, y siendo pintada y acabada cuidando hasta los más mínimos detalles, para obtener una miniatura maquetada de lo que se desea replicar.
El plastimodelismo puede asociarse al aeromodelismo, pero éste es diferente porque sus materiales son otros.
El plastimodelismo puede asemejarse también a las maquetas que utilizan los arquitectos para desarrollar sus proyectos, pero se diferencia de éstas porque las maquetas de arquitectura no se construyen en materiales plásticos, sino que predomina el uso de material de papel, cartón, cartulinas y otros materiales. Aunque incluyan elementos plásticos, en realidad son los menos. La mayor satisfacción que se puede obtener practicando el plastimodelismo es que una vez que se termina la maqueta, sea del objeto o ser que sea, es sentir que uno mismo ha hecho esa construcción.
Una vez que se termina una maqueta y queda a gusto del creador, ya no se puede dejar de practicar este hobbie tan atrapante como las piezas que se replican.

El desarrollo de esta afición en el transcurso del tiempo
La primera edad:
Eres un mocoso feliz que juega a la pelota, se trepa a los árboles y hace todo lo que un chico debe hacer. Entonces alguien te regala tu primer modelo, no tienes idea de como armarlo y mucho menos de como pintarlo, pero con la inconsciencia propia de la edad le metes mano al asunto y en un ratito tienes el modelo terminado, seguramente con poca o ninguna pintura, y hasta es posible que alguna de las calcomanías quede pegada patas arriba. No importa, te divertiste y lo mejor de todo es que... TE GUSTO!! De ahora en más para tu cumpleaños, Navidad, etc. quieres modelos, nada más que modelos y cuando esa estúpida tía tuya te compra una camisa, la miras torcido ante la mirada reprobatoria de Mama. Los sábados cuentas las monedas que juntaste durante la semana a costa de chocolatines y figuritas que no compraste y sala­s disparado a comprar tu kit: no importa mucho cual porque no sabes nada de escalas, panelados, autenticidad histórica y todavía confundes el Spitfire con el Hurricane.
Poco a poco vas juntando pinturas, dejas de usar el esmalte sintético que le sobra a Papa y desprecias el esmalte de uñas que tu hermana en un ataque de bondad te ofreció. Por ahora tu utillaje se reduce a una hoja de afeitar, una pinza de depilar y un par de pinceles. El Sábado por la tarde el modelo esta terminado y ni cuenta te das que la pintura se corría porque no le diste tiempo a secar antes de colocar las calcas. Para tus inexpertos ojos queda precioso y cuando lo pones en la repisa junto con otra media docena, ves que la colección crece y sentis que el pecho te explota de felicidad.

La segunda edad:
Pasa el tiempo y sin darte cuenta vas entrando en la siguiente edad del modelista, ahora ya eres un hombre de quince años, tienes pinturas de casi todos los colores, sabes cuando usar pintura mate, tienes el cemento adecuado y a las insignias yanquis las pegas con las puntas de la estrella hacia arriba; hasta conseguiste algunas revistas sobre el tema que devoraste embelesado. Tu colección ha crecido desmesuradamente y tus padres se preguntan que salio mal contigo, que en vez de perseguir chicas gastas tus ahorros en esos juguetes de plástico. Y entonces llega el día fatídico; alguien esta organizando un concurso. Piensas en tus modelos y los comparas con los del gordito de enfrente, que con toda la suficiencia del mundo proclama que ganara el primer premio. Por supuesto los tuyos son mejores !!. Tras larga meditación seleccionas el mejor que tienes, lo miras atentamente como si fueras un experto y finalmente........, decides llevarlos a todos. Los acomodas primorosamente en cajas entre algodones y el día señalado partes rumbo a tu destino en el auto de tu viejo, que después de todo te hace la pata y te acompaña para ver que clase de gente se junta en esos sitios. Llegas y el alma se te cae hasta el sótano cuando ves lo que los "expertos" han llevado. Calladito te anotas en la categoría juvenil y miras tratando de entender como diablos se hacen esas maravillas. Te acercas tímidamente a unos viejos que están discutiendo si el camuflaje del tanque que tienen entre manos se usó o no entre el 22 de Abril de 1944 y 5 de Mayo del mismo año. Les preguntas como quien espera ser iluminado por una deidad, como hicieron para que las calcas quedaran tan bien pegaditas, te miran con un poco de asco desde las alturas de su sapiencia modelistica y uno de ellos se digna responder; se pierde en una larga disquisición sobre cementos para calcas de dos componentes, acido acético, marcas, tiempos de secado, silvering, etc. No entiendes nada, agradeces y te vas. Al día siguiente retiras tus modelos y te vas a casa con el rabo entre las patas, pero jurando como McArtur que volverás. Ahora empiezas a fijarte el tipo de kit que compras, buscas bibliografía, desesperadamente juntas mango a mango para comprar el aerógrafo y el inalcanzable compresor. Pruebas, mejoras, intentas de nuevo y por fin consigues­ alzarte con un premio. Pero al terminar tu modelo ya no eres tan feliz como antes, lo miras con ojo clínico y le encuentras defectos por todos lados, lo sometes a la cri­tica despiadada de tus compañeros de armas que te señalan mas y mas errores. Poco a poco caes en la cuenta de que no existe el modelo perfecto; ya no te lleva un fin de semana armar un kit sino varios; la diversión va quedando relegada a segundo termino al perseguir la zanahoria del supermodelo, que les ganara a todos sin excepción ni dudas.

La tercera edad:
Estas plenamente en la tercera edad del modelista, peinas canas, te casaste y hasta encontraste tiempo entre modelo y modelo para tener un par de hijos; ya no armas en la mesa de la cocina sino que te construiste un lugar "ad-hoc" con todos los implementos necesarios, desde el dremel hasta los dos aerógrafos (uno para color base y el otro para detalles finos), docenas de pinceles (de pelo de marta, of course), pinzas, cutters y montones de herramientas mas. La biblioteca esta colmada de libros y revistas superespecíficas de hobby y afines, tus obras de arte no están en un repisa sino en una vitrina hermética donde no entra ni una partícula de polvo y que te costado un vagón de plata, además del tapado de piel que tuviste que regalarle a tu esposa en compensación. Por todos los recovecos de los placares, estantes y debajo de las camas hay cajas de modelos sin armar que compraste antes de que se agotaran y que armarlos te llevara hasta el 2100 por lo menos. Tu hija mayor te insinúa que pongas "tus cosas" en otra parte menos visible de la casa, a causa de que el ultimo noviecito que te presenta se engancha con tu vitrina y no le pasa bola en toda la tarde.
Tu hijo menor odia los hobbies en general y el tuyo en especial, porque te pasas las tardes de los Sábados en el club de modelismo que ayudaste a fundar, en lugar de jugar a la pelota con el. Tus suegros tienen un motivo mas para no entender que vio en ti su apreciada hija cuando te conoció. Tu pobre mujer, que se casa contigo creyendo firmemente que dejar­as de lado tan simpática afición, finalmente se ha rendido; ante la pregunta socarrona de sus amigas acerca de si esas cosas las hace el nene, contesta altiva que las haces tu y que al menos de esa manera te quedas en casa en lugar de ir al futbol. Si­, es esa misma mujer que te consuela cuando una mosca se pasea sobre la pintura fresca o te ayuda a buscar esa minúscula pieza que dejaste caer al suelo como un idiota. La misma que no dijo ni mu cuando derramaste sobre la alfombra nueva esa pintura plateada que hiciste traer del extranjero y te costo 60 dólares. La misma que te perdona el ataque de bronca que te dio cuando rompiste la calcomanía, porque ella se te apareció a la una de la mañana con ese camisón escotado preguntando insinuante si te ibas a demorar mucho. Estas paranoico y obsesivo, si tu cuñado ofrece ayuda para limpiar los modelos lo acuchillas con la mirada y contestas con un NO tan rotundo que el otro no te habla mas en toda la tarde. Si alguien sacude una toalla en el baño y hace volar unas pelusas mientras estas pintando en el otro extremo de la casa, lo consideras un atentado. Estas medio loco pero no lo suficiente y alegando que el modelismo es mas barato que el psicólogo, compras mas kits; en realidad no soportas la idea de que la sesión te cuesta lo mismo que un modelo de Accurate. Vas al centro de la ciudad con tu familia y los llevas de recorrido por todas las casas de hobby, no estas de paseo sino de cacería. Te enteras que se abrió una nueva sucursal y te escapas del trabajo para ver si llegas antes que la competencia y consigues algo inaudito. Compras fotograbados, calcomanías y resinas además de los kits; antes de llegar al hogar pasas por lo de tu amigo, el que se divorcio cuando la bruja de la esposa le dio a elegir entre los modelos y ella y no le quedo mas remedio que tomárselas con sus 250 modelos armados y las 400 cajas todavía sin abrir. Vas a pedirle que te guarde lo que compraste hasta que puedas meterlo de contrabando en la casa a escondidas de la familia. Si te preguntan si el hobby es caro respondes con evasivas, a sabiendas que con lo que acumulaste sin armar durante los últimos cinco años podrías haber hecho esos arreglos que tanta falta hacen en la casa..

Finalmente:
No te importa nada, sigues adelante en pos de tu destino mesiánico para mayor bien y gloria del modelismo. Vas a los concursos y te alzas con un montón de premios entre los gritos de: LADRON! con que te alientan tus camaradas cada vez que subes al podio. Si algún chico impertinente se atreve a interrumpir tu monologo sobre el superdetallado de tu ultimo modelo para preguntar como se hace un panelado, lo miras largamente y le respondes -Con pintura hijo, con pintura - y sigues con lo tuyo. Vuelves a tu casa con modelos y trofeos; pero no eres feliz, porque no te llevaste el premio al Mejor del Concurso, que ese gordo infame te gano por apenas 5 centésimas, seguramente por culpa de esa calcomanía que se te rompió cuando tu esposa se apareció a la una de la mañana..................
Moraleja : Hermanos modelistas, por favor disfruten el hobby siempre como en la primera etapa y de ninguna manera se conviertan en un desagradable integrante de la tercera

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me hace recordar mis historia de vida y el momento crucial en que me dije que hay en cosas de la vida que ombiene crecer pero sin dejar de ser un niño los hobbys esuna de esas cosas me gusto mucho tu nota y tanto mehiso llorar como reir junto a mi esposa y compinche y muy compinche 47 años de casado esto lo dice todo.

Una historia curiosa. Anécdotas

Busco al arquitecto...

Un posible cliente buscó, sin conocerlo, a Corbusier en su taller de Paris.Una mañana tocó la puerta y salió a recibirlo Corbusier en persona.- Desearía ver al arquitecto Corbusier.- No está en éste momento, puede verlo en la tarde. En la tarde regresó y Corbusier lo recibió en su mesa de trabajo.- Deseo ver al arquitecto Corbusier.- Soy yo, respondió Corbu.- ¿Cómo?, respondió desconcertado el cliente, hoy en la mañana usted mismo me recibió y me dijo que no estaba.- Es que en la mañana soy el pintor Corbusier.

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